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Los trenes de cercanías o trenes suburbanos (en inglés, commuter rail o suburban rail) son una modalidad de transporte público ferroviario, de gran capacidad y frecuencia, orientada a viajes de ida y vuelta en el mismo día y con horarios cadenciados. Realizan trayectos interurbanos de corta distancia, habitualmente por trazados compartidos con otros tipos de transporte ferroviario (como servicios de larga distancia o de mercancías), y suelen exceder en capacidad, longitud y duración a aquellos cubiertos por los sistemas de metro y tranvía, aunque suelen tener, a cambio, una frecuencia menor.
En España, como en tantos otros países, las áreas metropolitanas de sus principales ciudades cuentan con infraestructuras ferroviarias, con frecuencia denominadas núcleos de cercanías, destinadas total o parcialmente a la oferta de este tipo de servicio. La mayoría de las líneas son prestadas por la operadora estatal Renfe, a través de alguna de sus dos divisiones dedicadas a tal fin: Renfe Cercanías y Renfe Cercanías AM.
Además, debido a la descentralización del poder ejecutivo del país, existen compañías autonómicas públicas en algunas comunidades, que también ofrecen este tipo de transporte en sus respectivos territorios, tales como Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña (FGC) (Cataluña), Ferrocarriles de la Generalidad Valenciana (FGV) (Comunidad Valenciana), Servicios Ferroviarios de Mallorca (SFM) (Islas Baleares) o Euskotren (País Vasco).
La denominación de cercanías para este tipo de servicio, alternativa a suburbano (más extendida en Latinoamérica), surgió precisamente en España a finales de la década de 1980, siendo escogida y consolidada por el artista gráfico Alberto Corazón, a cuyo cargo dejó la antigua RENFE el diseño de una nueva identidad de marca para dichos servicios de la compañía.[1]
Por otro lado, los servicios de cercanías también son conocidos como rodalies en las provincias de Barcelona, Tarragona y Gerona; rodalia en las de Valencia, Murcia y Alicante, y aldiriak en las de Vizcaya y Guipúzcoa, en cuyos territorios se adapta el concepto a sus lenguas vernáculas: catalán/valenciano y euskera, respectivamente.